El capitán Alatriste…
El capitán Alatriste, como todas las mañanas, puso su jubón, sus calzas y sus botas con más de ocho años en sus pies. Sabía que de esta vez no le sería fácil escapar, la suerte era fugaz como los buenos tiempos.
Lo primero que dijo en toda la mañana, tras mirar con sus ojos glaucos por la ventana los primeros rayos de sol, fue:
- Vive Dios, Íñigo.
He de ser sincero, me asustó. Del capitán ya se sabía que era melancólico de por sí, pero esas palabras me pusieron piel de gallina. Por cuatro ducados de oro había hecho una emboscada y la Santa Sede andaba tras su pellejo. Pero Dios mediante, Quevedo le salvaría una vez más su vida.
David Gesteira Estévez
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Spiderman
Spiderman estaba deprimido. Llevaba años encerrando a criminales y a delincuentes, pero llegó un momento en el que en Nueva york todo era felicidad, mientras él se pasaba todo el día en casa sin hacer nada.
No sabía qué hacer, entonces decidió que lo mejor era encontrar un trabajo para distraerse un poco. Estuvo buscando en el periódico y lo mejor que encontró fue un trabajo en un criadero de arañas, y por casualidad él sabía muy bien cómo era la vida de las arañas así que decidió aceptarlo.
No fue lo que se esperaba, era un trabajo deprimente, lo único que le pasó fue que lo mordió una araña.
Ese día cuando iba a volver para casa usando su tela de araña para colgarse de los edificios notó que ya no funcionaba. Era extraño, pero se sentía una persona normal y eso no le gustaba.
Al día siguiente, en el trabajo, pensó que para volver a tener sus poderes tendría que ser picado por otra araña y así lo hizo.
Murió a los tres días por envenenamiento.
Jose Domínguez Vázquez
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Rúa Carbón
Un año más tarde, Paula volvió a Donosti, como siempre. Ya hiciera sus exámenes de selectividad y ese año empezaría a estudiar arquitectura. Lo primero que vio al llegar fue a Nekane, su abuela. Al lado estaba Amaya, su prima preferida, y detrás Tomás, que estudiaba medicina. La miraban con cara de pena, una pena profunda. Ella se imaginó lo peor. Martín apareció por las escaleras del piso de arriba, y la miró con los ojos rojos, de llorar. Había pasado un año desde que lo viera por última vez.
-Paula, no puedo salir de Rúa Carbón, ETA tiene que seguir luchando por nuestros derechos como nación.
-Martín, mi padre murió poniendo una bomba, eses fueron sus derechos.
Paula entró rápidamente en casa de Nekane, y antes de cerrar la puerta, una lágrima cayó por su mejilla.
-Espero, porque te quiero, que tú seas capaz de escapar de tu propia sangre, y no seas otro Iñaki.
Celia Pérez Martínez
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Phineas y Ferb
-Phineas, mamá ha ido al cine con unas amigas y ¡me ha dejado al mando! así que os estoy vigilando.- dijo Candance con cara seria.
-Oye Ferb, ¿qué vamos a hacer hoy?- preguntó Phineas como siempre y, para variar, Ferb lo miró pensativo.
Mientras, Perry ya estaba en el cuartel secreto.
-Doofenshmirtz ha comprado unos artilugios peligrosos, ve allí y desbarata sus planes.- Perry se fue después de haber escuchado a Monogram.
Phineas y Ferb estaban en el jardín, donde entraban camiones con mercancía, -¿Qué estáis haciendo?- preguntó Isabella de forma inocente.
-Vamos a hacer una casa en las nubes.- Respondió Phineas.
-Hola.- Saludaron Buford y Baljeet.
-Perry, que sorpresa y con eso quiero decir que no es ninguna sorpresa- dijo Doofenshmirtz atrapándolo.-Mira, este es el desintegrineitor, su rayo desintegra todo lo que toca.-
-¡Se lo voy a decir a mamá!-dijo Candace alterada sacando su móvil al ver a sus hermanos.-No me coge el teléfono, ¡ah ya está aquí!-dijo viendo el coche de su madre en el garaje. Y se fue corriendo a buscarla.
Mientras Perry y Doofenshmirtz ya estaban luchando. Con una patada el desintegraneitor comenzó a disparar aleatoriamente y, por casualidad, uno de sus rayos le dio a la creación de Phineas y Ferb, justo cuando Candace salía al jardín tirando de su madre.
-P p p p pero, ¿qué ha pasado?, ha desaparecido-dijo ella.
-Venga niños entrad que se está haciendo de noche-les dijo a todos la madre de Candace.
Irene Gómez Rodríguez