La razón del desorden de mi habitación
El sujeto nº 29 acababa de dormirse cuando
Snape, de nombre Peine, comenzó su descenso hasta Valle Parqué. Su misión de
esa noche era rescatar a Goma Del Pelo de la mesilla.
Desde
la otra punta del dormitorio, Zapatilla se levantó, y se colocó debajo de
Snape, para que no cayera al suelo. A las 10:07 todos estaban en sus posiciones.
Con cuidado para no despertar al sujeto nº
29, Despertador y Tucán, la lámpara, extendían un hilo que se había ido
soltando de Sábana.
Calcetín y Calcetina, desde Alfombra,
vigilaban las operaciones, para evitar cualquier accidente o imprevisto.
Chancla estaba también, preparada para la operación de vuelta.
De golpe, la puerta se abrió y entró mamá.
Todos se hicieron los muertos.
-Clara, despierta.
-¿Qué pasa mamá?
-Te he dicho mil veces que no dejes todo tirado en el suelo antes de
dormir, así que quiero que coloques esa pulsera, la chancla, la zapatilla y
esos calcetines antes de dormirte.
-Pero mam…
-He dicho que lo hagas, y mañana ya hablaremos.
Celia Pérez
Martínez
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Era domingo por la mañana, me acababa de
levantar de la cama y aún estaba algo dormida. Fui caminando lentamente hacia
el armario mientras bostezaba. Abrí la puerta y salió disparada hacia mí una
camiseta. Me costó reaccionar, pero lo conseguí y me puse a gritar.
Estaba sola en casa y muy asustada por no saber
lo que pasaba. Encendí la radio para distraerme y olvidar lo que había pasado,
haciéndome a la idea de que todo habían sido imaginaciones mías.
Giré la cabeza de nuevo hacia el armario, no me
lo podía creer, la ropa estaba bailando. En lugar de sentir miedo otra vez, me
entraron muchísimas ganar de bailar también. Todo era muy extraño, yo
moviéndome al ritmo de la música con prendas de ropa que tienen vida propia.
Grité, me levanté muy rápido de la cama. Todo
había sido un sueño, había sido tan real. Lo pasé bastante mal, pero tengo que
reconocer que hubiera sido divertido.
Irene Gómez Rodríguez
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Todo parecía normal, un día cualquiera. Pero no lo era. Hacía unos días
que la patética de mi hermana me desordenaba la habitación mientras dormía.
Como de costumbre me levanté, preparé el desayuno para mis hermanos y
subí a la habitación para vestirme.
En el instante en el que abrí la puerta vi que algo se movía debajo de
mi cama.
No voy a mentiros, tenía mucho miedo. Pero era mayor la intriga de saber
qué era lo que acababa de mover mis sábanas. ¿Sería el travieso de mi perro
Pancho?, ¿o quizás nos estarían invadiendo los extraterrestres?
Levanté las sábanas. Qué raro, allí solo estaba el osito que me regalara mi madre por el
cumpleaños.
Justo entonces entró mi hermana corriendo por la puerta diciéndome que
no lo tocara, que ese oso le había hablado por la noche.
Pensé que mi hermana mentía o se estaba riendo de mí, pero cuando ella
salió por la puerta mi oso se levantó y empezó a bailar.
No me lo podía creer. Entonces seguro que había sido él quien cambiara
las cosas de sitio todos estos días.
Marta Costa
Gil
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